Alianza de Civilizaciones: ¿altavoz del islamismo político?

La Alianza de Civilizaciones de Naciones Unidas (UNAOC, en inglés) tuvo su 5º Foro Global en Viena los pasados 27 y 28 de febrero de 2013. Como es habitual desde su fundación por Rodríguez Zapatero y Erdogán, la Alianza de Civilizaciones examina las cuestiones de modo sesgado debido a un defecto congénito que le acompaña en todos sus eventos y documentos: su manifiesto anti-judaísmo. Y Viena no ha sido una excepción, sino una preocupante fase más de la intensificación de tal discurso.

La intervención del primer ministro turco Erdogán (que, por otro lado, no aparece en la web de la propia organización, que sí recoge otros discursos de altos representantes como el del Secretario General Naciones Unidas o el del nuevo Alto Representante de UNAOC), de la que dan cuenta diversos medios, es un disparate. El neo-otomano “califa” turco disparó sin piedad contra el “sionismo” al que calificó como “crimen contra la humanidad”, que debía ser agrupado junto con el racismo, el antisemitismo y la islamofobia. Todo ello sin que el secretario general de Naciones Unidas, presente en la reunión, dijera una palabra en contra. ¿Levantará la voz alguno de los representantes de los Estados presentes contra el discurso del odio antijudío (envuelto en el papel del “sionismo”) que acompañó la intervención del primer ministro turco? Creo que nada se puede esperar de ellos.

La intolerancia discusiva antijudía mostrada por Erdogán en su discurso en Viena desdice la premisa básica de la Alianza de Civilizaciones, que es la de quitar toda razón a la tesis del choque de civilizaciones elaborada por Hungtinton. Erdogán describió la situación actual en el mundo como la tensión de dos placas tectónicas (la Occidental y la Musulmana), imagen desde luego muy alejada del presupuesto y la finalidad “armónica” con la que se intenta mediática y políticamente vender en el mundo esta iniciativa.

Erdogán ha demostrado una vez más cómo la UNAOC es simplemente un instrumento en manos del islamismo político que tiene entre sus finalidades primordiales la denigración mediática de Israel y el judaísmo, y la penalización internacional de la blasfemia (contra el Islam, se entiende) y la mal llamada “islamofobia”. Y esta agenda, en la visión de Erdogán, ha de trasladarse al Consejo de Seguridad (que es el único órgano que puede imponer, a través del capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, decisiones obligatorias acompañadas de coacción, a cualquier Estado de la comunidad internacional). Estas fueron sus palabras:

“Hago un llamamiento al mundo. ¿Considera el Consejo de Seguridad de representar el mundo entero?

No, el mundo no está representada por el Consejo de Seguridad.

¿Y es lo que representan todos los grupos religiosos? Este es el problema fundamental.

La Alianza de Civilizaciones tiene que mirar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Y la Alianza de Civilizaciones necesita establecer una alianza con el Consejo de Seguridad.

Las religiones no están representados en el Consejo de Seguridad.”

Es enormemente preocupante que tal propuesta sea formulada; pero las consecuencias para la paz mundial, si fuera en algún momento acogida por Naciones Unidas, serían incalculables. El islamismo político no debe ser privilegiado en el Consejo de Seguridad otorgándole un instrumento inigualable cual es la legitimidad legal internacional del citado órgano para usar la fuerza militar en defensa de sus intereses particulares (particularmente, contra Israel), en nombre de una paz que nunca llegará hasta que no se reconozca el derecho de un estado soberano, como lo es Israel, a tener una seguridad de la que no goza actualmente.

Finalmente, una pequeña anécdota, sumamente reveladora. Elisabeth Sabaditsch-Wolff, que estuvo presente en la posterior conferencia de prensa, relata los entresijos y apaños sonbre el manejo de los medios: sólo se permitiron 6 preguntas en toda la conferencia de prensa, de las cuales 3 a los medios de television turcos, una a Reuters y otra a un canal austríaco.